martes, 17 de marzo de 2020

Mi abuelita decía...

Mi abuelita decía...
Estudie princesa, prepárese, brille por si sola, 
para que un futuro ningún hombre la humille y 
le diga que no es nadie.

ESTOY CANSADA.

"ESTOY CANSADA"
Me vi ahí, debajo de la ducha, dejando caer las gotas sobre mi cara mientras me tapaba la boca y lloraba en silencio después de un día estresante, lleno de cansancio.
Se cansa el cuerpo, se cansa la mente, se cansa el alma.
Sentir que todo te duele y al mismo tiempo no está, no existe pero te duele y cansa.
Sea cual sea el motivo, el trabajo, la familia, los estudios, las malas o buenas relaciones, los amigos, la rutina, ausencias, presencias, la vida en general.
La mente cansada ya no se acuerda de rutinas importantes, olvida donde está la llave de casa, se olvida de pagar una cuenta importante, incluso las más simples, olvida la contraseña de la tarjeta.
Se despierta ya cansada, sin ritmo, sin ánimo.
Pero despierta, pone su armadura e incluso, herida y cansada, se obliga a ser fuerte, a ser valiente como la sociedad te obliga a ser.
Ser fuerte no es ventajoso, es necesario, "matamos a un león" por día y seguimos sonriendo.
Pero cuando estamos a solas, se derraman lágrimas, lloramos, no para afuera, lloramos hacia adentro, y no porque nos falte coraje, es por el exceso de él, que nos obliga a parecer impenetrables.
Lloramos para aliviar el dolor del alma, lloramos porque -a solas-, podemos ver nuestras heridas, lamerlas y curarlas. Lloramos con nosotras mismas para ser más fuertes.
"Sé fuerte y valiente" "vos podes" -me decían-, lástima que no avisaron lo fuerte, que era necesario ser.
No te avergüences por hundirte de vez en cuando, no te sientas incapaz de llorar por el cansancio de tus días, que no te de vergüenza limpiar tus heridas cuando ellas se enfermen.
Sabemos cuán importante es llorar para mantener la cordura.
Y no te preocupes ni tengas vergüenza, que te aseguro que en otras casas tambien hay alguien como nosotras, que está en la ducha tapándose la boca y llorando en silencio... dejando que el agua se lleve sus dolores...

ÉL NO ME QUIERE.


ÉL NO ME QUIERE

Quiere mis buenos ratos, mis sonrisas, mis días soleados, mis risas largas y mis ganas de viajar.
Quiere el orden de mi vida y el desorden de mi cama, los abrazos que terminan en ørgasmø y los besos que despiertan las ansias a mitad de la noche.
Quiere mis manos en las suyas, sus piernas sobre mí, mi cuerpo y su cuerpo hechos nudo y mis pies apuntando al camino que anda.
Pero no quiere que caminemos juntos.
No quiere lágrimas, ni cielos nublados. No le gusta mi cabello corto, ni la pesadez que a veces me obliga a quedarme en casa.
No busca salvar tormentas, ni abrazarme cuando soy huracán.
Sólo quiere que le escriba sobre amor, pero no se aventura a amarme…
Él quería ser marino, pero estaba cómodo con su miedo a las mareas. Así que no quiso intentarlo.
Resguardó su corazón entre sus propios brazos y el mío lo dejó volando.
Y aunque lo que yo sentía por él me llenaba y me hacía florecer, no, él no me quiso.

Frida Kahlo .

Corazoncitos.

Corazoncitos.